Hace unos días en clase vimos la LOMLOE, pero no desde un punto de vista teórico, sino desde una visión realista y crítica, que nos hizo reflexionar mucho sobre ella. Sus ideas principales parecen responder a una visión modernizada y centrada en el desarrollo competencial del alumno, pero esta me hace pensar sobre su implantación real en el aula.
Uno de los pilares principales de esta nueva ley es el enfoque en las competencias, definido por la LOMLOE como “desempeños que se consideran imprescindibles para que el alumnado pueda progresar con garantías de éxito en su itinerario formativo, y afrontar los principales retos y desafíos globales y locales”. Es decir, un conjunto de habilidades y conocimientos que permiten a los estudiantes desenvolverse en la vida cotidiana y en el ámbito laboral. Por lo tanto, ya no se trata solo de memorizar contenidos, sino de aprender también a aplicarlos en situaciones reales, algo que buscan conseguir a través de las situaciones de aprendizaje. Esto me parece todo un acierto, ya que era necesario buscarle esa practicidad y utilidad a todo lo que aprendemos durante nuestro paso por el Sistema Educativo. Además de este cambio en busca de lo pragmático, esta nueva ley apuesta por metodologías activas, como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), la gamificación o el aula invertida. Y esta idea también me parece muy acertada, ya que me alegra que se busque una mayor autonomía, participación y creatividad para los alumnos. Pero en este punto me surgen muchas preguntas, ¿está nuestro sistema educativo realmente preparado para este cambio? ¿cuentan todos los centros educativos con los recursos para llevar a cabo estos cambios? ¿han cambiado realmente los docentes su metodología? Y aquí viene la parte triste de la historia, aunque toda esta teoría suene muy bien, la realidad es muy diferente. Para intentar responder a estas preguntas hablé con distintos profesores de EP y la ESO, y prácticamente todas las conversaciones se podían resumir con la misma frase “una ley más”. Como vimos en sociología, para entender el presente, debemos comprender el pasado. La frase “una ley más” no se dice por decir, sino por todo lo que han pasado los docentes hasta la actualidad. Como hemos podido ver en historia, desde la Ley Moyano, ninguna ley ha durado más de 20 años, y mucho menos las más recientes, en menos de 25 años se han implantado tres leyes educativas diferentes. Esto trae consigo que los docentes vean las leyes educativas como simples cambios burocráticos, que no llegan a cambiar realmente la forma de dar clase. Esto no quiere decir que las leyes no sirvan para nada, ya que de una forma o de otra nos hacen avanzar hacia una educación de mayor calidad para todos los estudiantes. Pero si sería un buen punto, que las leyes educativas y los gobiernos, además de plantear estos cambios teóricos, buscasen formas prácticas reales de llevar esa teoría a la práctica, sin olvidar a los docentes en el proceso. Facilitando y formando a los docentes en aquellas metodologías que se quieran implantar. De esta manera, se podría conseguir ese cambio de pensamiento de los profesores sobre las leyes educativas, y más importante aún, conseguir cambios reales en la educación.
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